Jamás perdonar

Cuando Jason terminó el primer boceto, Ameline creyó que se lo mostraría, pero no… él simplemente tomó otro cuaderno y volvió a ponerse a dibujar, pidiéndole que no dejara de hablar.

Ameline le dedicó una mirada extrañada a Seth, que salió de sus pensamientos y encogió los hombros, haciéndole una seña para que le siguiera la corriente y ya.

“Escuché que los genios son excéntricos, pero esto es ridículo” pensó ella con una mueca, continuando hablando sobre Betty.

—Y esa vez que fuimos a esa cafetería barata yo noté que sus modales con la mesera fueron muy cuestionables, fue casi grosera, pero yo pensé que fue porque la mesera nos vio mal por nuestras ropas maltratadas al inicio, pero luego la mesera fue amable, pero Betty ya no la trató bien, más bien le hablaba muy brusco, siendo que ella siempre tenía un tono amable… creo que aquella fue la primera vez que la escuché tan… fría.

Jason dejó a un lado el segundo cuaderno con movimientos meticulosos, como si cada hoja fuera parte de u
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