Seth no durmió esa noche, revisando cámaras e interrogando sospechosos, sintiéndose cerca de encontrar al responsable, y a la vez muy lejos.
Acababa de descubrir que había más animosidad hacia Ameline de la que había creído, aparentemente muchos sirvientes habían creído que Mindy sería la señora de la casa, y veían a Ameline como una usurpadora.
“Ojala lo fuera, sería más fácil volverla mi esposa, pero en su lugar ella solo quiere escaparse de mí”, pensó Seth con amargura, antes de tomar aire y entrar al almacén que estaban usando para interrogar a los sospechosos.
La que tocaba interrogar ahora era una chica de limpieza que lo último disponible de las cámaras captaron yendo en dirección al jardín, pocos minutos antes del ataque, justo antes de esa sospechosa falla de las cámaras.
“Esto en parte es mi propia culpa por poner a unos novatos a vigilar las cámaras, se fueron a fumar y cualquiera pudo haber entrado, cualquiera es sospechoso”, pensó enfadado, mirando a la sospechosa