El claro está iluminado por la luz de la luna y la fogata dónde todos están reunidos. Las cabañas reflejan sombras alargadas provenientes de los árboles, creando un efecto cálido, pero a la vez misterioso al ambiente.

Kael observa a Aria con cuidado, Thane, Ramiro y Marina a su lado, Esteban y Elvira más atrás. Joel está apartado de todos sentado en un tronco grueso, aun con temor e incredulidad. Los niños están correteando alrededor del fuego, mientras los otros miembros hablan entre ellos sin ninguna preocupación. Los hijos de Genoveva y Kael pasaron demasiadas horas ahuyentando a todos los renegados peligrosos que se acercaron a los límites de las cabañas guiados por el olor de Aria. Ahora que el peligro ya pasó, se sienten tranquilos.

Ya todos han hablado de los más importante. Una vez que amanezca, los alfas Esteban y Thane regresarán con sus acompañantes a su propia manada. Es lo que acordaron hace unos minutos. Aria acordó con sus hermanos que se quedaría allí con Kael.

La cal