En la fiesta

(día siguiente de la titulación)

El gimnasio de la universidad estaba repleto. Las luces colgantes daban un brillo dorado al lugar, mientras las conversaciones y risas llenaban el aire. Pero para Isabella, la multitud solo acentuaba su soledad. Se ajustó el vestido rojo que dejaba al descubierto sus hombros y una provocativa abertura en la pierna. No importaba cuán deslumbrante se viera; en su interior, algo estaba roto.

Desde que había llegado, no podía evitar buscar a John y James. Sabía exactamente dónde estaban. Sentía sus presencias como un eco persistente en su mente, pero ellos no le devolvían ni una sola mirada. —¿Por qué no me miran?—, pensaba.

Desde el punto de vista de Isabella

La primera vez que los vio en la casa, sintió un estremecimiento que jamás había experimentado.

Cuando los vio en el aeropuerto, su loba, a quien nunca había escuchado claramente, había susurrado por primera vez. Fue un murmullo, como si despertara de un largo sueño. Pero después, cuando