157. El chantaje
Hellen percibió como el suelo parecía desvanecerse bajo sus pies mientras las palabras de su tía resonaban en su mente como golpes implacables. El ambiente de la sala de estar, una vez familiar y seguro, se transformó en un escenario opresivo, donde cada rincón parecía cerrarse sobre ella, aprisionándola en una trampa de su pasado.
Radne, sentada con esa arrogancia característica y un destello de malicia en sus ojos, era el recordatorio viviente de las sombras que Hellen había intentado dejar atrás, de ese capítulo oscuro que creía haber enterrado bajo capas de una nueva vida.
El simple hecho de que su madrina hubiera mencionado "ese trabajo" hizo que su estómago se revolviera. La mención de lo que había hecho hace cuatro años despertó en ella una avalancha de recuerdos dolorosos, una ola de culpa y vergüenza que la envolvía por completo. Había logrado construir una vida lejos de ese mundo, una vida en la que era esposa y madre, una vida en la que creía haber encontrado algo de paz. P