¡QUIERO ENSEÑARLE ALGO, ALTEZA!

- ¿En su caballo? - No lo tenía claro.

- En mi yegua -me corrigió, ofreciéndome la mano.

Miré al animal y lo toqué por detrás de donde estaba la celda, sintiendo el suave pelaje.

- ¿Qué te parece, Tormenta? ¿Te sobrecargo? - Le toqué el cuello.

- No habla.

- Pero es un ser vivo.

- Un animal.

- Aún así... Seríamos dos personas encima de ella.

- Ella podría llevar un carro si estuviéramos en la antigüedad.

- Pero no lo estamos. Estos son tiempos modernos.

- La fuerza de los animales no ha cambiado.

- ¿Qué opinas, Tormenta? - Insistí.

- ¡No habla, carajo! O subes o caminas.

Miré hacia delante y vi el perfecto camino de baldosas, que casi no tenía fin. Tal vez no lo soportaría y moriría antes de llegar al castillo, de insolación o incluso de deshidratación.

- Ya que insistes, iré contigo.

- No insisto.

- Claro que insiste. - objeté, cogiéndole la mano, que ya no estaba extendida hacia mí.

La cuestión es que teníamos las manos juntas, pero no tenía ni idea de que cogerle la mano me ayudarí
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP