- Fue... Exactamente como debía ser.
- Creo que estaré marcado con esta pintura por el resto de mi vida.
- ¡No lo estarás! - me aseguró. - Es pintura al agua. Se quita en la ducha.
- La otra tardó siglos en quitarse... Me quemaba la piel al quitarla.
- Como sé que hay un monstruito en el castillo, dejé a su alcance pintura infantil. - Sonrió. - Ya estaba temiendo que me pintaran.
- Qué bien... Que sepas lo molesto y... Digno de recibir pintura en la cabeza... - Sonreí, intentando limpiarme la cara.
- Cuanto más la toques, más se extenderá... - bromeó, pasando el dedo por mi mejilla, pareciendo dibujar algo.
- ¿Qué has hecho? - arqueé una ceja, curiosa.
- Una "C" en la mejilla.
- C?
- C de Catriel.
- ¿Me estás marcando? - Di un paso atrás, furiosa. - ¿Qué te crees que soy?
Me señaló los pechos:
- Ya estáis marcada, Alteza. Ya es demasiado tarde.
Fui hacia él y le dibujé la A en la mejilla, vengándome, mientras reía divertida, ya que Catriel no se defendió.
- ¿Hay algún otro lugar que q