- Sabes que estamos en el siglo XXI, ¿verdad?
- Todavía te sorprendería una princesa a la que le gusta preparar tés, zumos desintoxicantes y bebidas naturales.
- ¿Te sientes mejor?
- Saber que está vivo me ha cambiado, ¡créeme! Ahora sólo tengo que disculparme, recuperar mi popularidad y...
- Cálmate, Aimê. Vamos a calmarnos. Lo primero que hay que hacer ahora es disculparse por haberlo atropellado.
- No fue tu intención...
- Igual lo atropellaste.
- Mi mayor error fue no ir en su ayuda.
- ¡Lo atropellaste, Aimê! - Repitió, lentamente.
- En teoría, fue sin querer.
Odette se detuvo y me sujetó por los hombros, mirándome a los ojos:
- ¡Por favor, no me digas que no te arrepientes de lo que hiciste!
Bajé la cabeza, incapaz de mirarla a la cara. ¿A quién intentaba mentir? Mi amiga podía leer hasta mis ojos.
- I... Lo he sentido desde el momento en que bebí... Y dije todo lo que le dije a Max. - Lo admití.
- Así que sé tú misma. Y admíteselo a Donatello: no lo decías en serio, no lo decías