- Hola, Donatello -le estreché la mano-, ¿sientes algún dolor?
- Un ligero mareo... - se llevó la mano a la cabeza, arrugando la frente.
- Es normal después de una anestesia general. - Le explicó la enfermera.
- ¿Qué... ¿Hace usted aquí? - Su mirada era interrogante.
- Creo que... Imagina lo que estoy haciendo aquí... Recordando lo que pasó anoche. - Estaba avergonzada.
- Recuerdo... Todo. - Lo confirmó.
Miré a la enfermera y a Odette y pregunté:
- ¿Podrían salir un momento? Me gustaría hablar a solas con Donatello.
- "Puedo ausentarme un máximo de cinco minutos, Alteza", explicó la enfermera, "el equipo médico me ha pedido que acompañe al señor Durand a tiempo completo.
- Cinco minutos son suficientes para mí. - No me opuse.
Odette salió con