Alessia fue encontrada caída en el suelo por un enfermero que pasaba por allí. Inmediatamente, la llevaron a urgencias y, al despertar unos minutos después, parecía eufórica.
— ¿Dónde estoy? - Intentó levantarse, pero el mareo la dominó. — ¿Quién es usted?
—Está en el hospital —dijo mientras, delicadamente, la sostenía por los brazos y la recostaba nuevamente—. Soy Frederic, enfermero de este hospital, pero puede llamarme Fred.
Fue como si la voz de él tranquilizara a Alessia. Con la vista un poco borrosa, Alessia observó al joven frente a ella. No era tan fuerte como Benjamim ni tan rico como él, pero era tan guapo o incluso más.
Sin embargo, Alessia no tenía ojos para otro hombre que no fuera Benjamim. Recordó lo que había sucedido y cómo Benjamim había terminado todo. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y un desespero continuo se apoderó de ella. Alessia estaba al borde del colapso.
Por segunda vez intentó levantarse. Quería correr por esos pasillos para encontrar a su prometido y su