Alessia tenía el aliento atrapado en la garganta cuando frenó violentamente frente a la casa de Benjamín, casi provocando un accidente. Pero su corazón no latía descontroladamente por eso, sino porque había llegado a su destino y necesitaba descubrir la verdad de una vez por todas.

Permaneció unos minutos en el coche, intentando calmarse y formular la mejor manera de averiguar si aquel niño era realmente hijo de Benjamín.

Y si lo era, él jamás podría saber la verdad.

Alessia necesitaba idear algo brillante para sacar a Antonella de la ciudad de una vez por todas. Bajó del coche con las piernas temblorosas y tuvo que quitarse los tacones para recuperar el equilibrio. Caminó, sintiendo dolor en los pies, al pisar las piedras esparcidas sobre el asfalto. Levantó la cabeza y vio que la casa estaba a oscuras.

Miró su reloj de pulsera y se dio cuenta