La furia de Harry era evidente cuando no paraba de gritar mi nombre y golpear la puerta de mi departamento. Sus voces resonaban en el pasillo y los golpes resonaban en mis oídos, mientras los vecinos empezaban a quejarse por el alboroto.
— ¡Abre ahora mismo, Alicia! — Grita Harry, golpeando la puerta con fuerza.
— ¡Lárgate o llamaré a la policía! — Respondí con voz firme, manteniendo la calma a pesar de la situación tensa.
— ¡Alicia! ¡Alicia! — Continúa gritando Harry, aumentando la intensidad de su voz mientras se niega a irse.
— ¡Vete de una vez, Harry! No tienes derecho a estar aquí. — Insiste Alicia, manteniendo la firmeza en su tono.
— ¡No me ignorarás, Alicia! ¡Volveré y lo arreglarás conmigo! — Amenaza Harry antes de marcharse, aunque su tono sigue siendo agresivo.
Durante el resto de la noche, no pude quitarme de la cabeza a ese maldito hombre. Su presencia se cernía sobre mí como una sombra oscura, perturbando mi tranquilidad. Cada vez que cerraba los ojos, su imagen aparecí