— Imposible, lo deje entre mi baúl de cosas, nadie me vio guardarlo, además, dejo con él un hechizo de protección que nadie podía quitar.
— Lo siento Anastasia, pero no está. — Me contesto sin alterarse para luego dirigir su vista a mis espaldas para hablarle a sus líderes — Lo único que averigüe es que mientras la señorita Anastasia estuvo en los calabozos se hizo una jornada de limpieza en el cuarto donde todas las concubinas participaron.
— No, alguien tuvo que haber roto mi hechizo y al yo estar débil no lo noté, no pudo ser una de las concubinas. — mi voz salió en un susurro dirigido más para mí que para ellos.
— Acabas de decir que nadie podía romper ese hechizo — el rey se puso a mi lado serio y frío.
— Nadie que no supiera nada sobre brujas — lo vi retadora mientras alzaba mi barbilla con rabia. — En este castillo me consta que la que más o menos algo sabe de brujas es la gran ex reina, pero ella no estaba, del resto son ignorantes frente a nuestra especie por lo que es imposi