un breve mordisco.
- 'Hermana, ya has terminado, estoy jugando una partida con mis amigos', avisó Noah viendo la estricta situación.
Debora tragó horrible, sabiendo que su esposo había arrojado el teléfono al agua.
- 'Hermano, lo siento mucho, el teléfono se me cayó al agua'.
Noah quedó asombrado y llevó sus manos hasta su cabeza.
- '¿Qué acabas de decir, hermana?'.
Noah se lanzó a la piscina y nadó hasta lo profundo para encontrar su teléfono.
- 'Jarli, ¿mira lo que acabas de hacer?', dijo Debora casi a regañadientes. A Jarli le importó un comino y siguió haciendo lo suyo; estar enojado.
Noah salió con su teléfono en mano, no estaba molesto, solo un poco preocupado porque había perdido la partida.
- '¡Oh no!', gritó el chico casi al borde de un colapso.
Debora se acercó hasta su hermano y preguntó.
- '¿Está bien tu teléfono?', cuestionó preocupada.
Su hermano asintió.
- 'Sí, en realidad el teléfono está adaptado al agua, es solo que perdí la partida, y créeme, aposté un montón de dinero'. Debora soltó