--Buenos días, señor Jarli- saludó el médico que estaba atendiendo su caso, con una sonrisa que indicaba buenas noticias.
-Buen día, doctor- respondió Jarli con una mirada forzada. Sabía que debía ser educado, aunque prefería no involucrar a extraños en sus problemas.
-Hoy le daremos de alta, señor. Hemos visto que ha tenido una buena recuperación- anunció el médico.
El anuncio cayó como un trago amargo en la garganta de Jarli. No sabía nada acerca de su hermano Javier.
-Doctor, ¿cómo está mi hermano Javier?- preguntó con un nudo en la garganta.
Debora analizó la situación en silencio. Por dentro, se moría por ayudarle de alguna manera.
-Jarli- Debora colocó sus frías manos sobre las de Jarli.
-Su hermano se encuentra en estado crítico. Afortunadamente, hemos encontrado un donante de sangre, pero su salud no es estable-dijo el médico.
-¿Va a morir, doctor?- preguntó Jarli con los labios pálidos.
-Su hermano tiene un trauma cerebral. Desafortunadamente, no hemos extraído la bala que e