Arya esperaba que todo marchara mejor una vez que ella y Ayden hicieron las pases. Vaciar su corazón y decir lo que sentía fue liberador para ella. Sin embargo, sabía que Ayden seguía guardando con gran recelo el porqué no se dejaba tocar. Ella había intentado acercarse a él en el pasado y no se lo permitió, excepto cuando ella estaba vulnerable. Más ahora, el apuesto millonario le ha abierto su corazón esperando que ella le acepte.
Luego de desahogarse, Ayden y Arya terminan de comer mientras aclaran algunas cosas. Son cinco años en los que ambos deben ponerse al corriente, especialmente cuando del hijo en común se refieren.
—Tengo que volver a la oficina —anuncia Ayden cuando ve la hora—. Si decides ir con Gerard, solo avísame y paso por ti.
—De acuerdo, gracias —musita ella sin decir más.
Se acercan a la puerta y es un momento lleno de incomodidad en el que ninguno de ellos sabe qué hacer o qué decir. Arya toma la iniciativa y se acerca para darle un beso en la mejilla tal como él