Rumores.
Laura había tenido que lidiar con el mal humor de Martín durante muchos días. Cada desplante suyo era como una nube oscura que la seguía, pero ya estaba acostumbrada a esquivarla. No podía rendirse ni perder su trabajo; el proyecto de moda era su oportunidad, y aunque Martín se lo tomaba muy en serio, ella sentía que su propio futuro pendía de un hilo.
El proceso de reclutamiento los mantenía ocupados, y si debían cruzar palabra, era solo para lo estrictamente necesario. Para Laura, eso supuso un gran alivio. Sin embargo, la falta de comunicación la inquietaba, se sentía muy confundida.
Ella y Belinda, quien debía entrenarla, no habían parado de realizar entrevistas. Al asumir el papel de entrevistadora, Laura se dio cuenta de lo agotador que podía ser evaluar a otros, un proceso que la hacía cuestionar su propia valía.
Era mitad de semana y ya habían entrevistado a quince candidatos. La fila afuera era extensa, y mirando a Laura, Belinda le sugirió escaparse un momento. Si seguían h