El mechón de cabello.
Un poco más tarde, el médico entró a la habitación con una expresión tranquila, lo que trajo un suspiro de alivio a Laura.
—Lucas está bien —confirmó—. No tiene nada grave. Solo necesitará unos días más aquí para asegurarnos de que el sedante se elimine por completo de su sistema—Laura sintió una mezcla de alegría y tristeza. Aliviada de que su hijo estuviera a salvo, pero consciente de que aún había un camino por recorrer y temía que está amarga experiencia dejara secuelas en Lucas. Sin poder contenerse, se acercó a él y lo abrazó con fuerza, sintiendo el calor de su pequeño cuerpo contra el suyo.
—Te quiero tanto, cariño —susurró en su oído, mientras las lágrimas caían silenciosamente.
Frederick y Leticia, que habían estado observando desde la puerta, se acercaron para unirse al momento. Elogiaron la astucia y valentía de Lucas, mostrándole los regalos que habían traído: un libro de aventuras y un pequeño robot de juguete que tanto deseaba.
—Mira, Lucas, esto es para ti —dijo Letic