El triunfo se consigue con el esfuerzo

—Estoy muy débil… me duele mucho el pecho y el hombro… no podré ni levantar un arco… mucho menos podré guiar a alguien… así no le sirvo a nadie —insistió Kenay, abatido y derrotado— lo mejor es que vaya al encuentro de Wakantanka, para terminar con esto de una vez.

—Un guerrero Sissenton, no se rinde ante nada… así que deja de compadecerte y levantate para que sigas tu destino… —dijo ella— y no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando… así que tienes que obedecerme… ¡Levántate guerrero, Kenay!

Kenay, iba a protestar por aquello y de pronto la visión se esfumó frente a sus ojos, pese a su estado, no comprendía nada de aquello, sólo sabía que debía obedecer y levantarse para cumplir con lo que se le había ordenado.

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