MERDA, estaba semidesnuda. No era que eso le importara, lo que le importaba es que iba a estar así frente a ÉL. Pensó Lula y soltó un pequeño bufido. Ximena le había ofrecido un trago para que se relajara. Pero esta vez declinó, quería estar con sus cinco sentidos activos no como la vez anterior. La joven mujer, más experimentada, le dio una palmadita en la mano a modo de consuelo, y si debía de ser sincera consigo misma, por dentro tenía bastantes nervios. Y Ximena claramente lo notaba. — Va a estar todo bien... Irás, harás el baile y ya, encima te va a pagar y te gusta, ¿que más puedes pedir? — le repitió. Y las palabras resonaron en su cabeza. "No hacerlo", pensó ella, pero no lo dijo, en cambio murmuró: — Está bien, si claro, lo haré, debo hacerlo — dijo ella cual mártir y Ximena rio de nuevo. Su amiga sabía que él le había gustado, aunque no estuviera convencida de todo eso del baile y aquello. Lula suspiró para darse valor, se incorporó y enderezó los hombros. La otra muchacha l