02|Cambio de parejas*

Esta semana es el inicio de nuevo semestre, lo que significa que a algunos los cambian de lugar en cuanto a los asientos, los cuales son de dos plazas. Espero tener suerte y que Sebs y yo quedemos tal y como estamos ahora, pues hacer amigos no es mi fuerte, no lo es hace mucho tiempo.

—Como saben hoy es día de cambios —comenta el Señor Collins—. Así que todos vayan a sus asientos por última vez, recuerden despedirse de su compañero actual —saca una risita mala, la cual lo hace ver extraño.

Abro los ojos y decido concentrarme en mi libro entre mis manos antes que traumarme con las extrañas actitudes de Collins. Sin embargo, es algo difícil leer con los cuchicheos de los demás.

—Estúpido —escucho murmurar a algunos.

Paso la vista por algunos de mis compañeros mientras Sebas limpia sus lentes. Muchos le dan una mirada pesada el profesor y otros se hacen muecas extrañas entre sí mientras siguen murmurando su disgusto.

—No se pude quedar como está —reconozco la voz de Jace.

Volteo a verlo, dándole una mirada mal por su comentario mientras niego con la cabeza.

Tal vez piensen cómo es que Jace está en mi clase si soy la menor. Bueno, mis hermanos son unos tontos que no piensan en las consecuencias de sus actos. Jace tiene dieciocho y debería ir un grado más, estar a punto de graduarse; mientras James tiene diecinueve, por lo que tendría que estar en la universidad con Jason; pero como dije, no piensan. Se metieron en problemas y agregaron un año más a esta prisión llamada escuela.

Jace me devuelve una mirada aburrida y me saca la lengua.

—Qué maduro —trato de susurrar. Y digo trato, ya que el Señor Collins me atrapa casi al instante.

—Está buena la plática, ¿eh? —dice, alzando una ceja.

Muerdo mi labio inferior, girándome en su dirección. —Lo siento.

El maestro niega con la cabeza, y saca una lista con los nombres de las nuevas parejas. Ruedo los ojos, este señor está medio amargado hoy, bueno, más de los normal. Nuevamente, intento volver a retomar mi lectura, pero la presión se me baja al escuchar el primer nombre, pues eso significa dificultades para mí.

—Sebastian Mendoza —el chico voltea a ver—, le tocará con Chloe.

No hay necesidad de decir su apellido, todos saben quién es esa diva. Chloe Rivers es considerada la Queen Bee de mi escuela, rica, guapa y un tanto perra en cómo trata a los que cree inferiores a ella. Además, sus padres ayudan a la escuela con cantidades desorbitantes que van a varios clubes. Y, aun así, no piensan en los deportes para las chicas.

El Señor Collins se detiene viendo a Logan, a quien parece no importarle nada y juega a-saber-qué en su celular, moviendo los dedos con una gran coordinación.

—Disculpe por interrumpir, Señor Harris —dice, buscando los ojos del susodicho cuando este levanta la vista.

—No se preocupe —le da una sonrisa “inocente” antes de volver sus ojos a la pantalla—. Puede seguir con su aburrida clase.

‹‹Ni siquiera está dando clase››, es lo primero que pienso. El maestro hace una cara que representa lo asqueado que está de trabajar aquí y bufa, molesto.

—Logan Harris, a la par de Dylan Connor —suelta sin gracia.

Pongo los ojos en blanco y casi dejo caer mi boca hasta el suelo. Ya está, mi presión se encuentra más abajo de cinco metros.

‹‹¿Cómo me puede pasar esto a mí?››

Ya es malo que quiten a mi mejor amigo de mi lado y ahora, ¿quieren que soporte a ese insufrible ser humano?

—Claro —dice el arrogante, levantándose sin soltar su jodido celular—. ¿Dónde está ese chico?

Rápidamente volteo a verlo indignada, ¿cómo puede confundir mi nombre con el de un chico? Admito que Dylan es para ambos sexos, pero ¿acaso no sabe ni mi nombre? Al parecer no.

—Disculparé tu ignorancia porque soy buena persona —empiezo a decir, chasqueando la lengua—, pero Dylan Connor…—me levanto de mi asiento—, … es una chica y soy yo.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho y ladeo mi cabeza con una sonrisa falsa, esperando por una respuesta. Concentro mi vista en él para no flaquear seguridad, pues a los segundos me estoy arrepintiendo con tantos viendo hacia mí.

—Oh —es lo único que dice. Y ni siquiera se ve sorpresa en sus ojos, solo arrogancia y diversión al verme por lo sucedido en el pasillo.

Los ojos de todos en el salón de clases están en él y en mí, me pone nerviosa esa atención, pero no me rebajaría a la ignorancia del tonto de Logan Harris. Me doy vuelta y me siento con gran fuerza y un poco de rubor en mis mejillas, sintiendo un calor por mis orejas y cuello.

—Señor Harris, a su nuevo asiento —suelta el maestro, ahora con más cansancio y esperando a que el susodicho obedezca.

Se acomoda al lado mío. —Nos volvemos a ver, pequeña acosadora —susurra cerca de mi oído, causando un pequeño salto de sorpresa junto con un escalofrío.

Lo alejo lo más rápido que puedo y le doy un fuerte golpe en el brazo con la palma abierta, la escena avanza a una gran velocidad y apenas noto el celular de Logan en la orilla a punto de caer, bajo mi mano para atraparlo en el aire, pero no soy la única, él lo hace también. Su mano acuna la mía con su móvil, haciéndola ver pequeña; por otro lado, volvemos a quedar de frente en un pequeño espacio entre nosotros, viéndonos directo a los ojos, lo que me permite notar lo mucho que disfruta de esto.

—Auch —articula en un tono bajo y con diversión. Solita aparto mi mano de la suya, aun cuando siento las puntas de sus dedos acariciar mi piel y coloco el celular sobre la mesa, de reojo lo veo checar su brazo con su otra mano.

—Vuelve a acercarte a mí y te quedas sin día del padre —murmuro entre dientes, amenazante mientras tomo entre mis manos mi libro y busco la página donde quedé.

Alza ambas manos en rendición, sin embargo, su sonrisa socarrona no desaparece en ningún momento. Ni porque en mi rostro no hay ni una pizca de diversión. Me distraigo leyendo hasta que la clase empieza una vez las nuevas parejas de asientos están hechas; copio cada dato y fórmula que Collins pone en la pizarra y no me sorprende encontrar a mi nuevo compañero haciendo garabatos en su cuaderno, el cual ni siquiera parece ser el de esta materia, aun así, se ve tan concentrado como si estuviera en la clase y no en su propio mundo. Y cuando creo que he salido victoriosa de esta hora, empeora mi situación.

—Por cierto —dice Collins, acercándose a nuestro puesto unos minutos antes del toque—, Señorita Connor, necesito que sea la tutora de su compañero.

—¿Qué? —exclamamos ambos. Evito hacer contacto visual con el ser a mi lado y dirijo toda mi atención al hombre enfrente nuestro, frunciendo el ceño ante tal barbaridad.

—Lo que escucharon —responde de mala manera—. El alumno Harris ha estado varias veces cerca de fallar mi materia. Necesita un tutor y esa será usted. Su récord es muy bueno y de seguro, es lo que Logan necesita. Además, Harris, le conviene. El entrenador Donovan dijo que si volvía a reprobar otra materia lo sacaría del equipo de fútbol.

A mí no me importa que el playboy esté cerca de fallar matemáticas, no quiero ayudarle. Lo que más quiero es mantenerlo lejos de mí.

—Y no podría hacerlo… No sé… ¿Sebas? —me siento mal por meter a mi amigo en esto, pero no soporto la idea de compartir más tiempo con el odioso ser a mi lado.

—El alumno Mendoza ya da varias tutorías —justifica. Me encojo de hombros restándole importancia, sabiendo que es verdad—. Y usted es la que sigue para dar las tutorías necesarias. Así que no discuta más, ya está dicho.

Lo veo alejarse de mi asiento. Por el rabillo del ojo puedo notar que Logan tiene una sonrisa arrogante y llena de diversión. Simplemente, bufo y dejo caer mi frente en mis antebrazos sobre la mesa. No es mi culpa que el ser humano a mi lado no tenga una buena lógica matemática.

—Voy a morir —murmuro, cerrando los ojos con fuerza y sintiendo mi corazón acelerarse con cada respiración.

—No dejaría que la nerd que me enseñara muera —responde, estando a una distancia prudente.

—¿La nerd? —me volteo con falsa incredulidad.

—Sí —asiente—. Oíste a Collins, tú eres la siguiente después del chico cuatro ojos para dar tutorías.

Río por su estúpido comentario, este chico no tiene cerebro. Ahora entiendo por qué Collins está tan harto de él.

—Uno, a mi amigo no lo llamas cuatro ojos, que te quede claro —lo señalo con el dedo en la cara—. Dos, que estudie para mi bien no me convierte en “nerd”, ¿de acuerdo?

—Claro —sonríe, arrogante—, como tú digas…, nerd.

Escucho sonar el timbre, tomo mis cosas y salgo rápido del aula. No soportaré un semestre con ese idiota y sus comentarios sin sentido.

—Espera, nerd —me llama y toca por detrás del hombro.

No lo pienso dos veces antes de girarme y darle un buen empujón. Varias personas se me quedan viendo, pero decido ignorarlos. No soporto que me hablen a como se les da la gana. Muy tímida y todo, pero puedo sorprender.

—Por una vez en tu jodida vida, Harris, que te entre algo en esa cabeza —digo por lo bajo para que solo él escuche. Hago una corta pausa—. No soy una nerd, así que déjame en paz, por favor.

Me giro rápidamente y me voy a la siguiente clase. La cual doy gracias no compartir con el descerebrado del deportista. Marco mis pasos a un ritmo rápido mientras voy murmurando con molestia por el pasillo, tomando con fuerza las correas de mi mochila.

Sin querer, choco hombro con alguien, de nuevo. —Lo siento.

Cuando levanto la vista resulta que es mi hermano, James, entonces, me relajo un poco, dejando caer los hombros y mis brazos a los lados.

—Ten más cuidado por donde vas, princesa —él y su cursi apodo a mí. En fin, la costumbre no me deja verlo de otra forma más que un apodo de hermano mayor cariñoso.

Bufo en frustración. —He tenido un mal día. No vas a creer con quien…

—¿En verdad, la llamaste “princesa”? —soy interrumpida por Harris.

Sonrío falsamente, a pesar de que él no me puede ver. Es que hasta donde no lo llaman aparece este tipo. James me sonríe de manera maliciosa, terminando de captar que es lo que ha pasado antes de dirigir la palabra a Logan.

—¿Por qué no sería una princesa? —y para rematar, pasa su brazo por encima de mis hombros, acercándome a él.

En otro caso me molestaría, pero quiero que el idiota de Logan vea que si hay personas que se fijan en mí. Sin contar que sea mi hermano, pues algo me dice que él realmente no tenía idea de mi existencia antes de hoy. Logan y yo encontramos miradas, la mía es indiferente mientras él intenta que sea igual, pero se le nota un poco confundido. Se encoge de hombros.

—Porque es una nerd, que en mi caso no había visto hasta ahora —responde. Mi hermano me mira y está a punto de hablar, pero Logan sigue—: Además, ¿quién se fijaría en una chica que usa ropa dos tallas más que la suya?

Mis ojos se abren en sorpresa al escuchar esas palabras salir de su boca, lo veo algo estupefacta por ponerse a juzgar mi ropa. ¿Acaso no se ha visto en un espejo? Porque alguien debería decirle a mi amigo que la combinación de colores del día de hoy no le queda. ¿Quién mezcla verde con rojo en grandes cantidades? Parece navidad.

—Yo lo haría —dice con una sonrisa orgullosa James. Me sonrojo a pesar de que sea mi hermano. Sé con toda certeza que lo dice a propósito en cara de Logan para divertirse, pero es tan raro.

—Yo también —Jace aparece a nuestro lado con su singular cabello medio rubio sacudiéndolo—. Ahora, pequeña, tenemos una clase a la que ir, ¿no?

Los chicos asienten hacia Logan en modo de despedida, Jace incluso le lanza un beso al aire. James se separa dándome un beso en la mejilla y yéndose por el pasillo, dándole unas palmadas en el hombro a su amigo. Ahora es Jace quien me agarra por la cintura para dirigirnos a la siguiente clase, hace un último movimiento de militar hacia su mejor amigo y me dirige al lado opuesto.

—Prepárate que hoy pierdes —me mira, divertido—. En gimnasia haremos atletismo y estoy listo para patearte el culo.

Me aparto un poco de él. —Eso ya lo veremos.

Nos separamos por completo y empiezo a correr hacia los vestidores.

‹‹Ya veremos quién gana››, pienso.

—Prepárate, hermanito —murmuro para mí misma, sintiéndome confiada.

Ya cambiada salgo a la pista de atletismo, la cual es la orilla de la cancha de fútbol. Amo este lugar, es mi favorito dentro de la escuela, luego le sigue la biblioteca.

Desvío mi mirada y veo como Jace está estirando. Me acerco un poco a él.

—¿Listo para comer tierra? —le pregunto y río un poco.

—Eso es lo que harás tú —saca una sonrisa de lado. Sus ojos brillan ante el deseo de querer ganar, el ser competitivo está en nuestra sangre y que seamos hermanos solo lo duplica.

—Muy bien, chicos y chicas —el entrenador Donovan llama nuestra atención mientras me muevo unos pasos del lado de Jace y me paso al final—. Como saben la entrenadora Cooper está enferma y no estará aquí por dos semanas.

—Genial —escucho que algunas chicas celebran.

—No haremos nada —exclaman otras.

¿Cómo pueden decir eso? Moriría sin el deporte. Mi mente está estrangulando a esas chicas por lo que dicen.

—Así que chicas harán algunos ejercicios de resistencia en la cancha mientras los chicos hacen lo suyo —las chicas reniegan y hacen caras—, no importa lo que digan, tendrán que correr.

Sonrío, victoriosa. Más por escuchar sus quejidos, pues al final, siempre hacemos lo mismo.

—Pero antes —vuelve a hablar antes de que nos separemos en grupos—, uno de los chicos de otra aula debe realizar su examen, así que habrá uno más con ustedes.

—¿Quién es? —pregunta Jace, alzando su voz. Ambos fruncimos el ceño a causa del sol.

—Logan Harris.

Me doy un golpe mental. ‹‹¿De verdad él?››

Logan entra, examinando con la mirada a todo nuestro grupo, hasta que su mirada llega a la mía. Su sonrisa de suficiencia se ensancha y parece disfrutarlo, flaquea un poco al ver a Jace a unos pasos de mí, comentándome algo que ni siquiera escucho, pero intenta concentrarse en mí, aun cuando aparto la vista y me separo un poco de mi hermano, quien se queja por dejarlo con las palabras a medias.

Moriré en lo que queda de esta clase.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo