23: La horrible verdad

La cabeza de Diana daba vueltas. Don Chava había conocido a Nadia… no, ¡eso no podía ser! Pero luego Diana comenzó a recordar lo que Kaled le había contado sobre su padre cuando fueron al cementerio y el argumento comenzó a tener un poco de sentido.

Don Chava por su parte continuaba sonriendo mientras miraba a su hijo, pero de pronto cambió la mirada a Diana y dijo:

—De todas las personas en Querétaro, justo ella tenía que cruzarse contigo. Supongo que era el destino, el karma, voluntad divina o como quieran llamarle. Pero bueno: ha pasado tiempo Diana, has crecido mucho. Se ve que no me recuerdas, es normal, estabas medio muerta cuando fui a verte. Me gustaría decir que yo tampoco te recuerdo, pero me es imposible: no ha pasado un maldito día de los últimos siete años, en los que no piense en ti o en tu hermana.

Ante las palabras del padre de Kaled, Diana abri

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