Kaled miró con seriedad la pantalla de su laptop, se lamió los labios y tecleó una serie de palabras, se detuvo, releyó lo que había escrito y dijo:
—¡Ya! ¡Con eso queda terminada la exposición para el lunes!
—¡Al fin! —exclamó un chico bajito cerca de él con una laptop también en las piernas—. Pensé que tendríamos que trabajar el fin de semana.
—Por suerte tenemos a Kaled y con él esto salió rápido —elogió un chico alto moreno y de lentes.
En respuesta, Kaled se sonrojó pero aun así sonrió complacido.
—La verdad es que el crédito es de todos Luis —dijo Kaled tomando el rol de líder del equipo—. Bien hecho muchachos.
—¡Calmado jefe! —se burló una chica morena también de lentes.
Los chicos