La vida de Verónica parece perfecta: Es CEO de una gran empresa, tiene un marido muy atractivo, dos gemelos profesionistas y su hija menor está por graduarse de Diseño de Modas en una prestigiosa universidad de Nueva York. Todo cambia cuando tiene un accidente de auto y descubre que Abril, su asistente, ha quien ha cuidado como una hija, tiene un romance secreto con su marido y al parecer, están involucrados en lo que le pasó. Todo empeora al darse cuenta que no es su cuerpo en el que despierta, sino en el de Michelle, una joven caprichosa que es rival de su hija y de la que uno de sus hijos está enamorado. Ahora tendrá que tratar de arreglar la vida de Michelle y buscar el modo de vengarse de los que la traicionaron.
Leer másMe miro al espejo antes de salir. La luz hace que mi piel color canela brille un poco. Alguna vez se burlaron de mí por ello, pero aprendí que es hermosa así. Cuando voy a la playa no me salen ámpulas, tomo un color dorado precioso y no ando como mi marido, que es muy blanco, con toda la espalda ardida. Acababa de cortarme el cabello, así que este cae delicadamente apenas sobre mis hombros. Originalmente era castaño, pero siempre me ha encantado traerlo de un tono rojo obscuro. Amo ese color. También lo uso en la sombra de ojos y en los labios. Combina perfecto con lo negro de mis ojos y con el delineador con el que me gusta enmarcarlos.
Me reí recordando a Abril, mi asistente, que siempre me dice que no aparento mis cuarenta y cinco años y que espera llegar a esa edad al menos viéndose la mitad de lo bien que me veo yo. Era una exagerada, pero tiene buenas intenciones. Es una chica tímida a la que la vida no ha tratado tan bien y apenas empieza a encontrar su camino. Agradezco que sea tan eficiente.
Me doy un último retoque. Ciertamente casi no se me nota ninguna arruga. Ventajas de la genética, supongo. Mi madre a los setenta y cinco años se ve como de cincuenta y mi abuela era más o menos la misma historia.
Algo me hace voltear a ver mi casa. Es una hermosa mansión digna de nuestro status, pero aun así me gustaba más la primera que tuvimos. No era una mansión gigante, pero sirvió muy bien para nosotros dos y mis tres hijos. Era linda. Bastante esfuerzo me costó comprarla y no salía nada barato mantenerla.
- Si no te hubieras casado tan joven, lo hubieras logrado antes…
Me resuenan las palabras de mi madre. Nunca le pareció que yo me hubiera hecho cargo de casi todo durante cinco años, en lo que Mario terminaba la carrera. Pero de eso se trata el amor, de apoyarse.
Subo a mi camioneta pensando que es un fastidio tener que ir a la oficina justo en mi día de descanso. Pero Abril sonaba desesperada y no supo explicarme por teléfono que necesitaba. Hoy pensaba levantarme tarde y planear con calma una rica cena para celebrar que Santiago, Lina y Víctor están de visita por las vacaciones y mi marido prometió volver pronto de la oficina. Desde que le dieron el ascenso, cada vez lo veo menos. Por eso le insisto a mi madre que el dinero no lo es todo. Espero ir y volver pronto, por eso ni siquiera llamé al chofer. Pierdo más tiempo esperándolo.
Mario y yo nos conocimos en el último año de preparatoria. Yo quedé fascinada con él desde que lo vi: Alto, delgado, de piel muy blanca, ojos azul profundo. Tenía el cabello negro y le llegaba casi hasta los hombros, aunque estaba prohibido en nuestro colegio. Mis amigos decían que era el típico chico “malo”, pero yo sabía que no era maldad, sino rebeldía. Él y sus hermanos casi no veían a su madre porque trabajaba de sol a sol para mantenerlos, ya que su padre los había abandonado cuando eran pequeños. En la primaria lo golpeaban los abusadores, por lo que aprendió artes marciales para poder defenderse y ahora nadie se atrevía a meterse con él. Su sueño era ser médico para tener una posición económica privilegiada y poder ayudar a su familia, pero su carácter y constantes peleas con la autoridad, lo hacían una realidad cada vez más lejana.
Al principio, pensé que sólo sería amor platónico, porque el parecía no darse por enterado de mi existencia. Hasta una noche que, en una fiesta con un grupo de amigos, todos subimos a la azotea a seguirla para que no nos acusaran los vecinos. En algún momento, todos huyeron por el frío y nos quedamos solos. Sería el alcohol, las hormonas o mi ilusión, pero después de un rato platicando, me besó apasionadamente. No nos separamos desde ese momento y yo quedé embarazada antes de entrar a la Universidad.
Mi familia por supuesto puso el grito en el cielo, pero él les dijo que cuidaría a los gemelos mientras yo estudiaba Administración y así lo hizo. A la mitad de la carrera, decidimos casarnos. Yo trabajaba ya medio tiempo, y con la ayuda de la familia, pudimos tener una boda sencilla pero bonita y memorable. Al graduarme, le dije que ahora yo trabajaría para que él pudiera estudiar medicina. A los dos años me embaracé de nuestro tercer hijo. En el trabajo me iba cada día mejor y escalé puestos rápidamente hasta llegar a Gerente General de Ventas. Gracias a eso, sobrevivimos casi sin problemas los últimos años de su carrera y sus años de residente.
Hoy, soy CEO de la empresa médica en la que comencé a trabajar desde joven y él es el jefe de enseñanza de nuestro hospital universitario.
Santiago, uno de los gemelos, estudió medicina igual que su padre y se especializó en cirugía plástica. Está haciendo una pasantía en Nueva York. Nosotros queremos que trabaje en alguno de nuestros hospitales, pero él tiene el sueño de ser aceptado por una de las clínicas más prestigiosas del rubro en Estados Unidos. Víctor, el otro gemelo, se graduó de arquitectura hace cinco años y se enfocó en edificios de especialidades. Él diseñó la nueva ala de Pediatría de nuestro hospital más prestigioso. Tiene un año en Europa como profesor invitado. Lina, mi hija más pequeña, vive con su hermano en Nueva York, y está casi por terminar la carrera de Diseño de Modas. Siempre ha sido muy creativa y quiere que su nombre llegue a las grandes pasarelas.
- Tiene la vida perfecta.
Me dijo un día tímidamente Abril. Sólo me reí. No, mi vida no es perfecta, pero se acerca mucho. No puedo pedir más y no hay nada de que quejarme.
Esbocé la mejor sonrisa que pude y los miré a todos.- Pero no soy bienvenida porque no me eligieron, sólo les avisaron que trabajaría con ustedes. ¿Cierto?Se revolvieron en sus sillas, incómodos.- Independientemente de cómo llegué aquí, quiero que sepan que mi única intención es ayudar a mejorar la promoción de la empresa y que el rango de edades de aceptación que arrojan las encuestas, se amplíe…- Ya que nos estamos sincerando. ¿Cómo puede una influencer de moda de alta costura saber nada sobre un hospital?- El mundo del espectáculo y la moda me han vuelto quien soy y generaron mis miles de seguidores; el investigar y estudiar sobre el rubro, me ha dado las herramientas para hacer un buen trajo.Me miraron con un gesto de burla.- A ver… Explícame la estructura básica de un hospital como este…Me reí para mis adentros. Cuando ellos estaban saliendo de la secundaria, nosotros abríamos las primeras cinco sucursales y establecíamos el organigrama… Me tomé mi tiempo para explicar lo
*** FLASHBACK ***Era uno de esos días en que el trabajo me rebasaba. Quería pasarme por la oficina de Mario porque tenía una semana que apenas lo había visto. Llegaba a casa cuando estaba ya dormido y al día siguiente despertaba cuando él ya se había ido. Con el pretexto de ir al baño, me escapé de una junta para visitarlo, pero no había nadie. Me pareció de lo más extraño porque el casi no hacía trabajo de campo, pero procuré no darle mayor importancia. Regresé a mi reunión que se alargó un par de horas.Al volver a mi oficina, estaba molida y la cabeza me iba a estallar. Lo primero que vi al entrar fue un hermoso ramo de tulipanes blancos y rojos. Sonreí y hasta el dolor se me olvidó. Eran mis flores favoritas, así que supuse que mi marido había pensado lo mismo que yo y también me extrañaba. Tomé la tarjeta que acompañaba al ramo.“Me parece ejemplar tu dedicación al trabajo, pero no vayas más allá de tu salud. Espero que este ramo te alegre la tarde y las pastillas alivien tu str
Casi me caigo de la silla. Miré a Leonardo con sorpresa.- ¿Qué Verónica qué?- Unas semanas antes del accidente, Gil se reunió con Don Rigoberto. Había detectado que faltaba una importante suma de dinero que se fue sacando poco a poco a lo largo de los últimos diez años. Por ser el director administrativo, Gil es quien debe de rendir cuentas de ese dinero. Cuando lo cuestionaron, dijo que ya se había dado cuenta hace unos meses, pero estaba investigando quien era el culpable y había llegado a la conclusión de que había sido Verónica.- ¿Y el dueño lo creyó? ¿Tú lo crees?- A Don Rigoberto le da lo mismo mientras se recupere el dinero. Yo no lo creo de ningún modo. Ella daba la vida por esta empresa, sería incapaz de traicionarlos o abusar de esa manera.- Que bajo han caído, culpar a quien ya no puede defenderse. Al menos no por el momento.Leonardo se puso pálido. Recordé mi sueño. ¿Entonces era verdad que él sabe algo de lo que pasó? ¿Es cierto que mi cuerpo no está muerto y lo esco
Me levanté sin ganas y pensando que tendría unas ojeras gigantes, pero la piel joven se comporta diferente, lo había olvidado. Estaba fresca como lechuga después del baño. Recordé que en esta casa guardé la ropa que ya no me quedaba, así que rebusqué entre los trajes sastres para ponerme algo adecuado antes de ir al hospital. Estaba decidida a trabajar ahí y poder averiguar que planeaban las altas esferas.Encontré uno color gris que me quedó perfecto, con una blusa blanca que dejé un tanto abierta. Lo suficiente para que el escote fuera atractivo sin ser vulgar. Había comprado unos tacones bajos, con este cuerpo no necesitaba más. Me puse un maquillaje muy ligero, pintando apenas los labios y un poco de sombra. Tomé una bolsa que hacía juego para guardar el juego de llaves que Víctor me había dado, unos pañuelos y parte del dinero que había sacado de mi oficina, además del celular de Michelle, desde donde llamé a un taxi.Al llegar al hospital, no pude evitar sentirme feliz. Era como
Con cierto recelo, lo dejé pasar un momento.- Espero que te sientas a gusto en este lugar.- Si, gracias. Está perfecto.- De nuevo una disculpa por todo el drama de hace un momento. Te diría que no son tiempos fáciles para mi familia, pero la verdad es que esto no es nada extraño y no hemos estado bien desde hace mucho…Sí. Ahora tenía consciencia de eso. ¿Cómo era posible que no me hubiera dado cuenta antes?- Siempre creí que ustedes eran la familia perfecta y me daba envidia. No es que mis padres lo hayan hecho tan mal, pero bueno, tú sabes. Veía a Lina cuando hablaba con su mamá, sus fotos, cuando fueron a un par de eventos de la escuela…- Nos volvimos expertos en fingir. Mi padre, que aún le importaba esta familia. Nosotros, que no nos afectaba nada y seguíamos una vida feliz. Mi madre era la única que nunca fingió nada. Estoy seguro que ni siquiera se daba cuenta de lo que pasaba.- No lo imaginaba.- ¿Perdón?- Que por lo que dices supongo que es cierto, no tenía ni idea. ¿En
¿Dijo mamá? ¿Me habré descubierto?- Lina…- ¿Tú crees que yo le iba a contar eso a esta? Y además, yo no sabía eso. Hay una base de colchón que tiene parte de la madera quemada en el cuarto de visitas, y cuándo le pregunté a mi mamá porque guardaba eso y no compraba uno nuevo, sólo me dijo que hay cosas que no compra el dinero.Sí. Eso era cierto. Lo guardé porque me recordaba que casi perdí a mis niños por un accidente.- Como sea. Yo no creo en esas cosas. Si Víctor quiere ayudarte, pues que él se encargue. Yo de todos modos voy de salida.Santiago salió como si lo persiguiera el diabl0. Lina frunció la boca y subió hacia su cuarto.- Disculpa semejante recibimiento. Si aún quieres quedarte, como dijo mi papá, en la casa de la piscina estarás cómoda.- Si, aún quiero quedarme. Gracias. Conozco el camino.- ¿Cómo?- Digo que… ¿Esa que se ve por el ventanal es la alberca no? La casa debe estar a un lado…- Sí… Así es.Tengo que trabajar en dejar de ponerme en evidencia. Aunque ahora c
Último capítulo