Isabela y yo podemos renegar todo lo que queramos de tener hermanos pequeños, pero, son lo más divertido. Hoy después de recibir besos y abrazos con dobles intenciones por parte de mis primos, finalmente pudimos ir a practicar surf de remo con los chicos y verlos caerse tiene su magia, pero, verlos intentar con toda esa determinación tiene mucho más gusto.
Vi a Franco con su hija entre los brazos, preocupada por el golpe que se había llevado contra el agua. Como si fuese el primer bebé en caer dentro de agua. Samuel me rodeó los hombros con su brazo y me dijo: —Quiero ser papá. —¿Priscila lo sabe?—Voy a cambiarle las pastillas por vitaminas y follármela, como los hombres de antes —Los dos reímos. —Sí, lo sabe y no es el momento, o algo… no está lista. —Nunca he escuchado a Pri decir que quiere ser mamá. —Yo tampoco, pero, la veo con mis hermanas o sobrinas. Mira, como tú mirando a Franco. ¿Te digo lo que mi papá diría? —preguntó