Isabela
A la mañana siguiente, Isadora y yo nos ponemos nuestros albornos temprano, vamos a la cocina y el chef nos informa que hay un banquete para nosotras en el salón de la casa. Isidora ve al hombre y me toma de la mano, se cubre hasta el cuello y le da una de sus miradas de pánico que lleva en el rostro últimamente.
La cargo y el chef nos acompaña personalmente al comedor principal, la mesa está llena de alimentos, frutas, diferentes estilos de huevos, demasiado pan, estilos de arepas, pastelillos y galletas, café en tres estilos, y veo al chef, el cual está sonriendo por la gracia producida.
Yo intento ocultar el pánico en mi voz y la asistente encargada de la casa me pregunta si me gusta el banquete de desayuno.
—Claro.
—Señora, les llama el presidente.
—Después le llamo, dígale, que hablamos luego. —Ella asiente y va hacia la habitación contigua.
—Le agradezco por el desayuno, creo que no necesitamos un banquete.
—Lo sé, pero los primeros días son difíciles.
—Puede comp