Isabela
Los dos se ríen y mi papá le pregunta en cuál sala puede reunirse con Sergio y con ella para ver los detalles que hacen falta. Mi amiga se adelanta y mi papá me mira serio.
—Amarilis podría ser mi hija. No le haría eso a tu madre y tampoco a ti. —Me guiña un ojo y continua con sus deberes.
Mi amiga y mi papá se ríen antes de ponerse a trabajar. Saben que las campañas son absorbentes cuando estás intentando orinar y alguien va hablándote por el teléfono mientras la persona afuera escribe un mensaje desde tu celular.
Lo peor es que no me ha salido nada.
La vida es demasiado acelerada y yo obligo a la asistente de Sergio a encontrarle un espacio para hacer una comida completa al día, ejercitar y descansar un fin de semana al mes. Mi prometido me mira a los ojos. Y me sonríe cuando salgo del baño.
—¿Tú cagas? —le pregunto a Sergio porque toda la presión de la campa debe estar sobre él.
—Sí, ¿tú? ¿tienes problemas digestivos?
—No mi amor, tengo problemas para orinar —Sergio m