Dos semanas después.
Tomamos el desayuno juntos, ese día no iría a la universidad, así que estaba un poco nerviosa porque él estaba en la casa también, lo evitaba y él ya lo había notado, así que dejó de buscarme.
Ahí estaba yo de nuevo, con el corazón acelerado, con cosquillas en el estómago, ansiosa y con los pensamientos confundidos, lo amaba, estaba enamorada de él, pero algo en mí me decía que no estaba bien vivir en su casa y gastar su dinero si no éramos nada, por el otro lado, me sentía profundamente atraída a hacerlo, no solo para proteger a mis hermanos, sino también porque su compañía eso me brindaba, seguridad.
La paz que sentía a su lado no podía ignorarla.
Terminamos de comer, él regresó a su despacho, y mis hermanos fueron a pintar frente a la piscina como hacían con frecuencia, los acompañé un rato mientras leía un texto para la universidad, sonreí pensando que hacía lo correcto.
Estaba estudiando, trabajaba y ganaba mi propio dinero, me ofrecí a ayudar a Ximena con su