Los días transcurrieron tan rápido. La fiesta llegó. La casa estaba llena de decoraciones y muchas gentes de todas partes. Una persona en particular Betty ella vino.
Todo estaban en plena armonía, apena pude ver a Fernando. Danesa me mantenía ocupada. Hasta que apareció un italiano y le pidió bailar.
Busque si lo encontraba, pero no. No estaba por ningún lado que yo mirara.
Me pare al lado de una mata y estuve mirando el lago, cuando escuche a alguien decir.
_ ¿Me buscabas?
_ No. No te buscaba, solo caminaba, hay demasiada gente aquí.
Menuda mentirosa, lo buscabas a él me repitió mi mente.
_ Si tienes razón, así es hay mucha gente. ¿Quieres bailar?
_ No. hice mucho hoy. ¡Tengo las piernas dolidas!
_ No creo que eso, te impida concederme un baile?.
_ De acuerdo, un solo!.
No podía negar un baile, era estúpido decirle que mis pies me dolían. Bailamos y bailamos, un bale se convirtió en más de diez, se agregó Danesa, mis dos primas gemelas. La pasamos muy bien.
Cayó la tarde,