Pronto, una deliciosa sonrisa se dibujó en el rostro de Fernando.
_ Qué? _ pregunte yo curiosa
¿_ Te das cuenta de que hace menos de venti-cuatro horas que nos conocemos?
_ Me parece mentira, pero tienes razón. Por cierto que estabas haciendo anoche en el casino!.
_ Huía, necesitaba desesperadamente estar a solas. Así que me cambie de gemelos y me escape del barco.
_ ¿Te cambiaste de gemelos?
_ Si, y tú lo notaste, ¿recuerdas? Dijiste que las perlas se estaban pelando!.
_ La verdad es que tenían un curioso aspecto.! Eran baratas y viejas!.
_ Por eso me lo pongo. Eran de mi abuelo Jack. Decía que siempre que lo usaba le sucedió algo bueno. ¡Él fue quien fundo la empresa familiar!
_ Creo el imperio campeste! _ exclamé.
¡_ No! No le iba nada de fundar un imperio. Le gustaba demasiado disfrutar de la vida y reírse!.
Dijo con claro apego al hombre que describía. El gesto de cariño a su abuelo me una cierta empatía. Aquello no hizo sino despertar la sensación que había tenido casi