-¿Qué pasó? ¿Y ahora qué hiciste?
-Vete por favor Erik.
-Amigo… era tu última oportunidad y parecía una buena chica…
-¡Que te vayas!- gritó el CEO, perdiendo la paciencia.
Erik suspiró resignado y se dirigió hacia la puerta
-Está bien Sebas, pero deberías empezar a replantearte tus actitudes, no te van a llevar a ningún lado.
El mayor de los Aller no le contestó, dejando que su mejor y único amigo se fuera. No podía dejar de pensar en que había desaprovechado una oportunidad tan grande como la que el destino le había dado. Ahora solo quedaba esperar a que en una semana Helena no pudiese devolver el dinero y cerrar finalmente el trato, mientras tanto el joven Aller tenía algo pendiente que resolver.
Helena fue tachando mentalmente los días de la semana que se iban acabando frente a sus ojos sin tener éxito en conseguir un nuevo trabajo, hasta había bajado sus expectativas y sus estándares, pidiendo trabajo en los peores lugares, en esos que te explotaban por dos pesos, pero ni aún así