Airin se sentó en la fría sala de espera del hospital, con la mirada fija en la puerta de la unidad de cuidados intensivos. La incertidumbre y la preocupación pesaban sobre ella, haciéndola sentir como si estuviera atrapada en un interminable estado de espera. Cada segundo que pasaba parecía una eternidad, y el silencio opresivo del lugar solo amplificaba su ansiedad.
Miró furtivamente su teléfono, esperando ver algún mensaje de sus amigos o noticias sobre la condición del chef Ko, pero la pantalla seguía en blanco. Suspiró con frustración y se preguntó cuánto tiempo más tendría que esperar antes de recibir alguna actualización.
De repente, el sonido de unos pasos la sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y vio a una enfermera acercándose hacia ella con una expresión serena en el rostro.
Enfermera: ¿Eres Airin?
Airin asintió con nerviosismo, sintiendo un nudo en la garganta mientras esperaba escuchar las noticias sobre el chef Ko.
Airin: Sí, soy yo. ¿Hay alguna novedad sobre el ch