Capítulo 24: Su deber.
El día daba comienzo, la luz del sol se hallaba ya en lo alto, y la brisa casi primaveral se colaba por el ventanal moviendo suavemente las cortinas. El aroma del café recién hecho le devolvía la vida, y mirando fijamente la pantalla de su laptop, dibujaba una sonrisa irónica.
— Está todo listo —
Escuchando aquella frase, Elianna terminaba esa llamada. Bebiendo su taza de café, la hermosa castaña sonrió; diría que la tomaba por sorpresa lo que acababa de ocurrir, sin embargo y conociendo demasiado bien a su madre y hermana, ya lo esperaba. Dando una palmadita a su gato, terminó de alistarse para salir y visitar a alguien en especial. Subiendo a su auto, se colocó las gafas oscuras y sonrió nuevamente, ese par de despreciables mujeres iban a sentirse muy decepcionadas.
Su amor por los animales había nacido en su más tierna infancia y gracias a la gran influencia de su abuelo, quien siempre fue un apasionado en la defensa de estos. Su hermana, por otro lado, no era para nada una gran