¡Un 10!

Por Karina

Era la última clase con Mateo.

Las otras dos ya terminaron.

Solo le faltaban dos exámenes y se recibía de ingeniera, era una de las más jóvenes que se recibía, era una carrera larga y difícil.

Esperó paciente que se terminara la clase y antes que Mateo huya como lo estaba haciendo luego del beso, Karina se acercó a él.

-Mateo..

-Sí.

Dijo evitando mirarla.

-No sé si sabías, solo me queda tu exámen y otro más y me recibo.

-No, no lo sabía, sí sabía que te quedaba poco.

-Quería pedirte si podés corregir mi exámen apenas te lo entregue...va a ser el último.

Mateo sonrió.

Recién ahora la miro y sintió que se podía perder días enteros en sus ojos.

Se puso serio.

-Repasa el TP número 3.

-Gracias.

-Y...felicitaciones…

-Gracias, realmente, como trabajo en el comercio de mi madre y nunca dependí de un trabajo real, logré cursar más materias que las habituales y terminé rápido la carrera.

-¿Cuántos años tenés?

-25.

-Yo me recibí a los 27.

-Seguro que trabajando.

-Sí, desde segundo año y cuando me recibí, ya había fundado mi propia empresa.

Lo dijo orgulloso.

No supo qué decirle.

-Cuando me decida a trabajar de ingeniera te mando mi curriculum vitae.

Lo dijo a modo de chiste, para llenar el aire.

-Cuando quieras.

-De todos modos, quiero seguir en el departamento de investigación, basé mi proyecto final en ensayos de tracción.

-Lo sé, yo fui uno de los profesores que corrigió el proyecto… lo aprobaste y con creces.

-¡Gracias!

-Te veo en el examen.

Dijo Mateo sintiendo que ya no podía estar cerca de ella un minuto más, sin besarla.

Karina se dio cuenta que él le estaba mirando los labios y no apartaba sus ojos de allí.

Se sintió agitada.

Ella no podía dejar de mirarlo.

Se quedaron un momento en silencio.

Mateo resistiendo la atracción que sentía por ella.

Estaba el escritorio de por medio, si no, estaba seguro que ya la habría tomado en sus brazos, o la hubiese llevado a su departamento para hacer el amor hasta que los rayos del sol entrarán por la ventana.

Estaban en esa situación cuando entró Leandro.

Cuando vio a Karina, se le instaló una sonrisa burlona en su cara.

-Hola Karina.

Se acercó y le dio un beso en la mejilla.

-Hola Leandro.

-Algunos de los chicos que se reciben, vienen el otro viernes a una isla del Tigre ¿Te sumás?

-No lo sé ¿Cuántos van a ser?

-Con amigos y los chicos que se reciben, llegaran a 70 personas.

-Puede ser, confirmame si se hace y pasame la dirección.

-Ya se la pasé a tu amiga.

-¿A qué amiga?

Leandro hace un gesto de tetas grandes.

Ella se sintió incómoda, pero sonrió.

-Ah, Gladys.

-No me acordaba el nombre…

-Nos vemos, chau.

Se despidió con un beso en la mejilla de Leandro, pero a Mateo no se acercó.

El joven profesor la siguió con la mirada. 

Cuando miró a su hermano, éste se estaba riendo.

-¿Qué te pasa?

Gruñe Mateo.

-Nada, das demasiadas vueltas.

-No sé que te estás imaginando ¿Vas a hacer una fiesta en la isla, para 70 personas?

-Tranqui, ya sé tus reglas, nadie sube a las habitaciones y nada de orgías, que no queden preservativos tirados, ni botellas por todos lados y nadie sale a boludear con las lanchas.

-Exacto y si están borrachos, nadie se mete a la piscina.

-Tranquilo, hoy no vuelvo a casa, me voy a tu departamento.

-Ok, no hagas nada dentro de la facultad.

-Lo entendí.

Karina se fue aturdida, la mirada de Mateo la dejaba sin aliento.

Sentía que no podía manejar la situación.

Nunca le había pasado con ningún hombre, esas mariposas que sentía en su estómago cuando lo sentía cerca y ese fuego que sentía cuando él miraba su boca o su cuerpo.

Iba a estudiar todo pero el trabajo práctico número 3, lo iba a estudiar como nunca antes había estudiado.

Quería qué él la admire, que la crea inteligente.

No quiere que solo la desee.

Si quiere ser el único objeto de su deseo, pero quiere mucho más de él.

Esa noche se imaginó estar con él, quería que la desnudarse de a poco, que la bese como un loco, que recorra su cuerpo con sus manos y su boca.

Se dio cuenta que estaba totalmente excitada pensando en él.

Fue a darse una ducha de agua fría, para poder bajar su ansiedad y su...fantasía.

Al día siguiente dio su ante último exámen, estaba eufórica.

Lo aprobó.

Solo le faltaba el exámen con Mateo, solo esperaba que no la traicionen los nervios.

Mientras tanto, Mateo creía que Karina no tenía ni idea como él la deseaba, se sentía un cobarde, por no avanzar con ella, por no tomarla en sus brazos, por no besarla, se daba cuenta que sus sentimientos por ella iban creciendo día a día.

La pensaba de noche, la poseía en sus sueños.

No se quería delatar, la deseaba como un loco, la veía inalcanzable, sabiendo que la podía poseer, pero no pudiendo ofrecerle nada más, la tenía que dejar pasar.

No renegaba de sus hijas, eso jamás, solo que no podía ofrecerle nada a Karina…

Su cuerpo lo traicionaba cuando la tenía cerca y eso lo desequilibraba mentalmente.

Siempre fue un tipo seguro, siempre supo lo que quiso, aun cuando se casó con Liliana, lo hizo seguro que eso era lo que quería, lo que debía hacer, sobre todo por sus hijas.

Ahora no estaba seguro de nada.

Estaba hambriento por tenerla y se paralizaba cuando la tenía cerca, también se desesperaba cuando no la tenía a su lado.

Por suerte iba a seguir en el departamento de investigación de la facultad, aunque sabía que no podía ofrecerle nada, pero necesitaba tenerla cerca.

Necesitaba oler el perfume que se desprendía de ella cuando se movía…

Estaba pensando sinceramente en ofrecerle trabajo en la empresa.

Sabía que eso era solo para martirizarse.

No le podía ofrecer ser su amante…

Cuando ella lo buscó, aquel día en el laboratorio, le dijo que le gustaba, solo que él...luego del beso se alejó y ella no insistió nunca más.

¿Se habrá arrepentido?

Era la pregunta que Mateo se hacía a diario.

¿Pensará en él, como él pensaba en ella en todo momento?

Nunca más le demostró nada y él tampoco a ella, pero Mateo estaba pendiente de Karina, de sus materias, de su último exámen.

La iba a aprobar de antemano, siempre fue una excelente alumna, por eso le dijo bien claro el tema del último exámen, de todos modos sería incapaz de joderle el último final a alguién, salvo que de verdad sea un desastre.

Estaba tan ansioso como ella por ese exámen.

Llegó el día de su último exámen y Karina fue acompañada por parientes y amigos.

Se puso un solero negro, que le resalba su delicada piel blanca.

Tenía puestas sandalias de taco alto, del mismo color que su vestido.

Pensando que luego irían todos a cenar.

Mateo ya estaba en el aula cuando ella entró.

No pudo evitar mirarle las piernas y tuvo que morderse las labios para no soltar un gemido.

Justo Karina giró para saludarlo y se encontró con los ojos de él comiéndola con la mirada.

-Hola...profe...acordate, por favor, que es mi último exámen…corregilo enseguida…¿Sí?

-Quedate tranquila, que me acuerdo.

Ese día era uno de los pocos que Mateo estaba con traje.

Le quedaba espectacular, Karina, cuando lo vio, hasta se sintió mareada, rogó poder concentrarse.

Durante el exámen ella no levantó la vista, aunque sentía la mirada de Mateo en ella y sabía que si lo miraba no iba a tener ni la voluntad de escribir.

Mateo aprovechó que los alumnos estaban concentrados en el examen y no dejó de mirarla en ningún momento.

Sentía un fuego intenso, sabía que se moría por poseerla, por hacerla suya, quería recorrer su cuerpo…

Tenía ganas de ella, muchas, de tenerla, de hacerle el amor hasta desfallecer.

Se removía incómodo en su asiento.

El exámen fue relativamente fácil y corto, en una hora lo tenían que entregar.

Ella lo entregó en 45 minutos, para eso había estudiado como una loca.

Salió del aula y se reunió con su familia y amigos, a la espera del resultado, no había muchos alumnos rindiendo y ella era la única que se recibía con esa materia.

Por lo cual, a la hora exacta, Mateo salió del aula, se quedó observándola, viendo como estaba rodeada de personas desconocidas para él, solo conocía a una de las chicas, también alumna de la facultad.

Gladys, la chica que Leandro había nombrado su hermano el otro día.

Mateo pensó que en otro momento las tetas de Gladys hubieran sido su delirio y en este momento no le llamaban la atención para nada, ni siquiera un poco, solo quería enterrarse en el pecho de Karina.

Karina lo vio y se acercó a él, estaban todos expectantes.

-Mateo...

Él le sonrió embobado y mirándola con deseo.

Levantó el exámen.

-Te felicito...10.

-¿10?

Preguntó ella asombrada y acto seguido se colgó de su cuello mientras lo abrazaba.

Él también la abrazó pegándola contra su cuerpo y sin saber como, terminaron dándose un beso en los labios, los dos se separaron, rápidamente, ella estaba de espalda a su familia, por lo que casi ninguno vio el beso...salvo Diego, su hermano, que no se perdió detalle de lo sucedido.

Sin embargo no dijo nada.

Karina giró y dijo.

-Antes que nada quiero una foto con mi sobrina...porque después se va asustar.

Mateo vio como una bebé, un poco más chica que sus niñas, le estiró los brazos y ella la llenó de besos y luego se la devolvió a quién sería su madre.

-Otra cosa, Mateo ¿Te sacás una foto conmigo antes que me llenen de harina? Así no mancho tu traje.

Le sacaron una foto con ella pegada a él y sosteniendo su exámen.

-Gracias por todo.

Karina le da un beso en la mejilla.

Mateo aguantó la respiración, estaba haciendo un esfuerzo terrible para no tomarla en sus brazos.

Karina dice:

-¡Ahora sí! ¡Un 10!

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