No supe cuánto tiempo había pasado cuando el sonido de una discusión entre Gabriel y su abuelo me despertó y me di cuenta de que estaba de regreso en el hospital.
Al verme despierta, Gabriel pareció aliviado y miró a su abuelo con desagrado.
—Esta es la maravillosa pareja que elegiste para mí. Nuestro hijo acaba de nacer y ella ya está saliendo con otros alfas.
El anciano alfa temblaba de rabia.
—¿Salir con otros? ¿Tienes idea de lo que Alicia hizo ayer...?
—Abuelo —lo interrumpí—. Eso ya es pasado.
El anciano entendió mi intención y no dijo nada más, solo miró a Gabriel con decepción y furia.
Gabriel hizo un gesto de desprecio con la mano.
—Ahora que está despierta, no tengo nada que hacer aquí. Carlota me espera, así que me voy.
El anciano alfa golpeó con su bastón.
—Bestia. No me importa a dónde vayas hoy, pero mañana debes ir a la finca con Alicia...
Antes de que terminara, Gabriel ya había desaparecido por la puerta.
El anciano alfa suspiró profundamente, encorvando aún más la espalda. Luego, me entregó el acuerdo de desvinculación ya firmado.
—Alicia, es mi culpa no haber criado bien a mi heredero. Pero ese niño también era tu carne y sangre. Espero que puedas despedirte de él una última vez.
Al mirar a ese anciano de cabellos blancos, no pude negarme.
***
A la mañana siguiente, llegué a la finca Barrios vestida de negro.
Ese niño había sido concebido con mi sangre. Solo fue una lástima que antes de poder sostenerlo, los lobos forasteros ya lo hubieran arrancado de mi vientre y lo hubieran destrozado.
Me limpié suavemente las lágrimas.
Era lo mejor. Al menos, sin ataduras, no tendría reparos en partir, ya le había dado todo lo que tenía a esa relación, y esa despedida solo traía agotamiento, no arrepentimiento.
Gabriel no apareció, ni siquiera para el entierro del niño.
En cambio, en las redes sociales vi fotos de Carlota y él probándose atuendos y vestidos para la ceremonia de Luna.
Carlota me envió un mensaje con aire de suficiencia.
«¿Y qué si tuviste su hijo? Al final, Gabriel me eligió a mí.»
«Ah, por cierto, ¿pensaste que Gabriel te estaba cuidando mientras estabas inconsciente? En realidad, estuvo conmigo todo el tiempo. Probamos muchas posiciones nuevas en la cama justo al lado de la tuya.»
En el video, yo yacía pálida e inconsciente en mi cama del hospital, mientras Gabriel y una radiante Carlota se retorcían desnudos.
No respondí, pero silenciosamente le reenvié todos los mensajes y videos al anciano alfa.
Luego dejé el anillo de Luna que Gabriel me había dado en la casa de los Barrios, y, sosteniendo las cenizas de mi madre, susurré suavemente:
—Mamá, vamos a casa.
...
No fue hasta el anochecer que Gabriel regresó a la finca de los Barrios, apestando a alcohol. Tan pronto como abrió la puerta, se sorprendió al ver a todos vestidos de negro con lazos blancos.
—¿Quién murió? ¿Fue la madre de Alicia?
Se veía nervioso y confundido.
—¿Por qué nadie me avisó de algo tan importante? ¿Dónde está Alicia? Debe estar destrozada, necesito ir a consolarla.
El anciano alfa, incapaz de soportarlo más, le lanzó el acuerdo de desvinculación directamente a la cara.
—Alicia ya se fue con las cenizas de su madre. ¡Hoy fue el funeral de tu hijo!