Mientras Alan escuchaba atentamente mi relato sobre los problemas que habían surgido desde nuestra última reunión, expresó su incredulidad con un tono cargado de preocupación.
- Misha, no puedo creer lo que estás contándome- manifestó con gesto serio y comprensivo.
Yo, por mi parte, traté de mantener la calma al describir la situación.
- Esta persona está completamente desquiciada, Alan. Quiere vengarse de mí, aunque no logro comprender por qué. Ahora, ha conseguido arrebatarme lo más valioso que poseía- confesé, buscando no dramatizar en exceso aunque por dentro sentía como el dolor avanzaba sin tregua.
- No te rindas, Misha. Tarde o temprano, esta persona cometerá un error y podremos atraparla- dijo Alan con optimismo y determinación, intentando reconfortarme con un gesto al tocar mi hombro.
Sin embargo, abrumada por la desesperación, apenas pude contener mis lágrimas al responder.
- ¿Realmente crees en eso? Yo he perdido toda esperanza- murmuré con voz entrecortada.
Ante mi decisi