Nate aún no sabía que Jimmy tenía otros planes.
Aunque se mostraba muy reacio a dejar las doscientas mil acciones, no tuvo más remedio que contenerse al recordar que Jimmy ahora contaba con el respaldo de los Rothschild.
“¡Muy bien, doscientas mil acciones!”, exclamó él. “Me atrevo a decir que la división de ciento veinte millones de dólares anuales es bastante fiable, ya que esa comisión aumentará con el crecimiento de nuestra empresa. ¡Tienes un futuro brillante por delante si te quedas en nuestra empresa, Jimmy!”.
Aunque la decisión de Nate no fue fácil, Jimmy frunció el ceño ligeramente.
Tras hacer unos cálculos sencillos, llegó a la conclusión de que ahora mismo, necesitaba efectivo y no acciones.
Las acciones eran una apuesta, ya que implicaban confiar en que la empresa mejoraría en el futuro o no.
Si la empresa crecía de forma constante, las acciones que valían un millón este año valdrían decenas de millones el próximo.
Si la empresa estuviera en declive, las acciones pod