Cuando Beverly llega a Marsella la atacan un poco los síntomas del embarazo, pero se aguanta porque la emoción de ver a su hombre al fin es más grande.
—Vamos a ver a tu padre, pequeñín —dice mientras con sus manos acaricia su vientre.
Un auto la está esperando y el hombre que la recibe le dice que Jack lo ha enviado, además de contarle que tiene una reservación en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad y que está a su disposición para llevarla a donde sea.
En el trayecto siente nervios de reencontrarse con él, pero sabe que si habla con el corazón y le pide perdón por haber hecho lo que hizo, entonces podría lograr regresar con él.
Al llegar al hotel, la guían a su cuarto y se queda impresionada con el lujo, se hace la nota mental de darle las gracias a Jack, porque no sólo la envió en un avión en donde pudo descansar durante el vuelo, sino que además ha preparado todo para que ella llegara a la ciudad.
Como descansó la mayor parte del viaje, se da una ducha, se cambia de ropa y