Capítulo 104 —Suficientes frentes abiertos
Narrador:
Cleo entró al despacho y el decano cerró la puerta detrás de ella. El hombre rodeó el escritorio y se sentó con gesto serio, acomodando unos papeles antes de alzar la vista.
—Siéntese, señorita Morel.
Cleo obedeció, aunque el temblor en sus manos delataba la inquietud que trataba de ocultar.
—¿Pasa algo con mi examen? —preguntó, directa, porque el silencio empezaba a asfixiarla.
El decano entrelazó los dedos sobre el escritorio y suspiró.
—No, no se trata de su examen. El motivo es otro. Recibimos una comunicación de uno de nuestros benefactores más importantes.
El estómago de Cleo se contrajo.
—¿Y qué tiene que ver eso conmigo?
—Este benefactor en particular… —dudó, como si midiera cada palabra —Ha solicitado de manera explícita que usted no continúe estudiando en esta universidad.
El mundo pareció tambalearse bajo sus pies.
—¿Cómo dice? —su voz salió más alta de lo que pretendía.
—Sé que suena extraño, pero lo pidió con insistencia