Capítulo 100 —Becas
Narrador:
Cleo llegó a su escritorio, dejó el bolso y, mientras encendía el ordenador, revisó el móvil. Entre los mensajes apareció uno de él: Llámame cuando llegues. Hay algo importante que debo hablar contigo.
El corazón le dio un vuelco. Se quedó mirándolo unos segundos, sintiendo cómo el pulso le marcaba el ritmo en las muñecas. Tomó la tarjeta magnética y cruzó su oficina hasta la oficina privada de Nerón. Deslizó la tarjeta y la cerradura hizo el clic seco que conocía de memoria.
Entró y, sin pensarlo, fue directo al sillón de cuero donde él se sentaba siempre. Se dejó caer, apoyando un brazo en el respaldo, y lo llamó. La voz grave de él respondió al segundo tono.
—¿Cómo llegaste?
—Bien —contestó, sin rodeos.
—¿Cómo encontraste el coche?
—Perfecto.
—¿Algún problema en el camino?
—Ninguno.
—¿Lo dejaste donde te dije?
—Sí, una calle antes. Tal como me pediste.
Hubo una breve pausa al otro lado de la línea, como si él quisiera alargar el momento.
—¿Y qué era lo