Amaia Domínguez García
Puerto Vallarta, Jalisco, México
No supe ni por cuantas horas dormí esa mañana, desperté ya bien entrado el día cuando un delicioso aroma, me volvió a la vida y sentí que me envolvían unos brazos que conocía muy bien, los brazos del hombre que amo, de mi Axel. El me llenaba de besos, me sentía dichosa y me arrullaba más, quería seguir durmiendo, estaba demasiado cansada por todo lo que había pasado.
–Amaia, despierta preciosa que ya son las tres de la tarde – Me decía él – Te amo, mi vida, ¿Sigues muy cansadita?
Se me había pasado toda la mañana y parte del día durmiendo, todo lo que habíamos pasado la noche anterior me habia pasado factura y apenas me estaba despertando.
–Hola mi amor – Me levanté quedando sentada en la cama – Sí un poco, mi amor ¿Cómo estás?, pensé que estarías en el curso.
–No te puedo mentir Amaia, no me siento nada bien y quiero verte esta noche, pero no dónde ayer ¿Te parece si nos vemos en la playa, pero del lado del otro hotel? Tienen la