Axel Vega Lazcano
León, Guanajuato, México
No iba a poner en riesgo la vida de Amaia, teníamos que hacer lo que ella dijo de poner las materias en línea, yo no iba a permitir que saliera a que Cecilia le fuera a hacer un daño, esperaba también que se tranquilizara porque nosotros teníamos que estar bien.
–Así será, no tardo en llegar ahí contigo.
–Muchas gracias.
Me puse a tomarme mi té con calma y mientras esperaba a Bin Laden, Amaia y la güera se unieron a mí en la sala, se sentaron a mi lado y los tres compartíamos además del té, el sonido del silencio, algo que dolía mucho porque nosotros no acostumbrábamos a estar así y ahora lo estábamos por culpa de las circunstancias y también de Cecilia.
–Axel, ahora sí que estás bien jodido amigo – Dijo Ivanna – No puede ser que, por culpa de Cecilia, vas a perder tu vida y tu patrimonio, esa mujer es una desgraciada, se pretende quedar con todo lo tuyo, si la tuviera aquí al frente le haría pagar todas sus marranadas.
La güera estaba lo que