39: Peor que el dolor.
Lila se despierta llevando la mano a su vientre, y al sentir a su bebé allí respira aliviada. Sin embargo, el ardor y una punzada aguda en su intimidad la hace dar un grito ahogado por el dolor.
Las máquinas se salen de control mientras ella grita por el intenso dolor, y rápidamente aparece una enfermera para pasarle analgésicos por la vía.
No pueden volver a dormirla porque es peligroso para el bebé, así que ella debe manejar esta situación lo mejor que pueda hasta que el dolor pase.
—Señorita, míreme —le dice la enfermera, conmovida, y Lila la ve, aterrada y ahogada por el dolor—. Necesita respirar, señorita. Su bebé está bien, usted estará muy bien, saldrá de aquí pronto pero necesito que respire, por favor.
Lila obedece, sintiendo poco a poco cómo las punzadas de dolor se van y solo queda el ardor insoportable.
—¿D-Donde…? ¿Quién…? —Llora aunque no siente que lo hace, mientras mira con confusión todo el lugar.
Entonces, su mente produce ráfagas de imágenes horribles. De ella disc