EXTRA VIII. MI SUCULENTA PRESA
BEOF
Se quedó tranquila, aún de rodillas, y verla sometida a mi control, sus ojos llenos de obediencia y deseo, me tenían con las bolas a punto de explotar.
Mi pulgar rodeó su barbilla, tragué al quedarme fijo en esos voluptuosos labios rojos.
Todo parecía como en cámara lenta.
Podía sentir su respiración pesada y nuestros corazones latían golpeando con fuerza en nuestros pechos.
— Sshhh – siseé relamiéndome cuando toqué sus labios.
La deliciosa pulpa se sentía tan bien al tacto, moría por chuparle la boca, por mordisquearla y besarla a fondo.
Ni siquiera era un tipo de besos, pero a ella le haría de todo, me la iba a comer de arriba abajo, claro, solo si me dejaba.
Me incliné aún más, siempre observando sus orbes. No veía miedo en ellos y eso me gustó demasiado.
Hundí al fin mi nariz en su cabello, seguía molestándome el no poderla oler bien, mi lobo tampoco llegaba a la suya, ¿por qué?
Mi boca se pegó a su oído, saqué la lengua y lamí toda la concha, bien despacio y seductor,