97. HOLA DE NUEVO, SIGRID
NARRADORA
Ahora Lavinia era mucho más afilada y poderosa.
Salieron del palacio en silencio, dejando una orden de no molestar los aposentos reales bajo ninguna circunstancia.
—Lo siento más adentro de la jungla —les dijo la hechicera, señalando un paraje medio oscuro por la sombra de los árboles gigantescos.
—Hay animales demasiado peligrosos allá adentro. Yo iré delante —Drakkar se transformó en el acto en su forma de guerra.
Lavinia lo miró secretamente asombrada.
A pesar de lo que le dijo Lyra, siempre pensó que Drakkar sería un hijo perdido de Eryon.
Al fin y al cabo, en este continente nadie había evolucionado por su cuenta a lycan, pero ahora que lo veía… no se parecían en nada.
De hecho, con todo el poder que absorbió, Drakkar prácticamente tenía que empujar los árboles para avanzar.
Sus pasos dejaban profundas huellas en la tierra húmeda, su aura superior y salvaje se expandía por kilómetros, ahuyentando cualquier peligro.
Las bestias bajaban la cabeza a su paso. Era incluso má