NARRADORAEnseguida, el rostro de Wallace comenzó a ponerse rojo y luego púrpura. Sus pies se balanceaban, ni siquiera logró convertirse en su lobo.Fue girado para ver al fin a la criatura que ahora era su verdugo y supo que no tendría salvación.Con los ojos muy abiertos, haciendo ruidos de ahogo y espasmos involuntarios en su cuerpo, el próximo Alfa fue ahorcado sin misericordia.Memento aún no salía de su asombro.—William… es cierto… el Rey… el Rey está aquí… —balbuceaba en los brazos de su hijo.—Sí, papá, aunque él dice que no es el Rey… hay cosas complicadas que no entiendo —William se acomodaba también la falda que le pasó uno de sus hombres.Repentinamente, la manada entera comenzó a arrodillarse.¿Quién más, si no era el Rey, podía verse de esa manera tan increíble?Khalum tenía dolores de cabeza.Arrojó el cuerpo inerte de ese idiota y miró que Lyra estuviese bien.Rey, o lo que fuera, a él no le interesaba.Caminó hasta su loba y la sostuvo en brazos. Los ojos curiosos l
NARRADORA«Su propio compañero Alfa la olió con desagrado, todos dieron un paso atrás, mirándola como si ya no formara parte de su grupo.Expulsada, la loba se refugió en otra parte de la impenetrable jungla para dar vida a sus cachorros.Lyra la escuchaba gimotear, con un dolor extremo; sangre profusa salía de sus patas traseras manchando el blanco pelaje.No salió una camada. Todo ese esfuerzo fue para dar a luz a solo un cachorro.Fue increíble: ese lobezno, al dejar el cuerpo materno, comenzó a cambiar de forma y se convirtió en un bebé humano.Llorando desconsolado, hasta que las lamidas cálidas de su mamá limpiaron su cuerpecito.Esa pobre loba no sobrevivió al parto y dejó en medio de la nada, del peligro, a un cachorro de hombre lobo.¿Cómo podía ser, si ella era una loba salvaje?… ¿el poder que absorbió convirtió a su cachorro en un hombre lobo?A Lyra no le quedaron dudas: ese bebé que no fue comido por ningún depredador y que encontró el curandero de Valle Fértil, era su ma
NARRADORA—¡Lyra, querida! Solo pensé en dejarles espacio a la reunión familiar —se acercó a darle igual un abrazo.—Pero si ya tú eres de la familia… no solo una amiga, ¿no?Lavinia casi se atraganta con la sonrisa en los labios, parada como una idiota frente a Lyra y al lado de Laziel, que también la miraba secretamente divertido.—Yo… bueno, lo lamento por… bueno, tú sabes… ¡Ay, ya qué! —estalló de repente, cansada de fingir como una adolescente pillada in fraganti.—. ¡Me acosté con tu hermano el rarito y me gustó tanto que somos compañeros! ¿Feliz?Todos se quedaron en pausa por el ataque de sinceridad de la acorralada Lavinia, y eso que solo la había presionado Lyra.De un momento a otro, una risa ronca y magnética que solo ella había escuchado, comenzó a resonar en el salón.—Por todos los cielos… ¿mi hermano sabe cómo reírse? ¡Si nunca le había visto tanto los dientes ni de bebé! —Lyra estaba estupefacta.Drakkar, a su lado, pensó en que menos mal que eran hermanos.Ese macho
NARRADORAAhora Lavinia era mucho más afilada y poderosa.Salieron del palacio en silencio, dejando una orden de no molestar los aposentos reales bajo ninguna circunstancia.—Lo siento más adentro de la jungla —les dijo la hechicera, señalando un paraje medio oscuro por la sombra de los árboles gigantescos.—Hay animales demasiado peligrosos allá adentro. Yo iré delante —Drakkar se transformó en el acto en su forma de guerra.Lavinia lo miró secretamente asombrada.A pesar de lo que le dijo Lyra, siempre pensó que Drakkar sería un hijo perdido de Eryon.Al fin y al cabo, en este continente nadie había evolucionado por su cuenta a lycan, pero ahora que lo veía… no se parecían en nada.De hecho, con todo el poder que absorbió, Drakkar prácticamente tenía que empujar los árboles para avanzar.Sus pasos dejaban profundas huellas en la tierra húmeda, su aura superior y salvaje se expandía por kilómetros, ahuyentando cualquier peligro.Las bestias bajaban la cabeza a su paso. Era incluso má
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s