70. ATRÉVETE A SUMERGIRTE EN MI LOCURA
LAVINIA
A medida que nos íbamos acercando, me sudaban cada vez más las manos.
Mis ojos bajaron a esos sexis labios que se veían por fuera de la máscara.
Su piel blanca, esa mezcla de belleza etérea y bestia peligrosa.
—Su… su majestad —lo saludé cuando estuvimos frente a frente, haciendo un saludo con la cabeza e intentando controlar los latidos de mi corazón.
—Srta. Rosemarie —me estremecí al escuchar su voz profunda y magnética.
Si me quedaba un mínimo de duda de que era Laziel, lo acababa de comprobar.
Subí la mirada a esas pupilas doradas que me observaban, llenas de oscuras promesas.
Mi mano fue sostenida por la fría de Laziel.
La otra rodeó mi cintura de manera posesiva y me pegó a su cuerpo más alto.
Mis senos contra su duro pecho. Bajó la cabeza para quedarnos a apenas centímetros de distancia.
—No te pongas nerviosa, Lavinia, no te voy a morder… aún —susurró en voz baja contra mis labios, con la silueta de una sonrisa maliciosa en la esquina de la boca.
Tragué en seco, con la