LAVINIAMis ojos asombrados, las manos aún estiradas, mis cabellos moviéndose con el viento que pasaba a toda prisa, silbando en mis oídos.Él me miraba desde arriba y se iba perdiendo de mi vista nublada.—¡Laziel, maldit4 sea! ¡Deja de jugar y baja tu trasero ahora mismo! —el susto fue sustituido por el enojo, el miedo a caer mezclado con la ira.Una risa juguetona se escuchó en el vacío. Fuertes brazos me atraparon y sentí el aleteo de alas.Fui sostenida contra su duro pecho vibrante, estaba de buen humor, mientras yo lo seguía maldiciendo.—¡Soy mayor que tú! ¡Deja de…! —sus labios se estrellaron con los míos.Su beso profundo, su lengua enredando a la mía, sus gemidos roncos, sus manos ardientes arrancando las telas de mi vestido hasta desnudarme.Caí en la más profunda oscuridad y el primer Nocturne me llevó hasta su mundo lleno de pecado y lascivia.Estábamos parados sobre la cima de una torre negra de acero, opresiva, con columnas afiladas como garras inclinadas hacia nosotro
LAVINIA Tomé los eslabones de hierro que colgaban de algún sitio, con los puños resbalosos del sudor, empinando el trasero y el coño palpitando emocionado. Jadeé, al sentir la punta de su polla pasarse arriba y abajo, abrí más las piernas, Diosa, lo deseaba como nunca había deseado a nadie. —¡Aaahhh qué grueso…! Sshhh… aahh… ¡qué rico bebé! Mi gemido se perdió en la tormenta que azotaba a nuestro alrededor cuando esa verga enorme y caliente me penetró, abriéndome a un límite que me tenía sudando. Mi vagina contrayéndose y mojándose, tragándolo golosa, pidiendo más abuso. — Laziel… —Lavinia… mi Lavinia… Mi cabello fue agarrado en un puño, dominada por garras en mi cadera, sus gruñidos en mi cuello y su falo entrando ardiente hasta las profundidades, una y otra vez… Gemía y suplicaba por más, mi cuerpo se movía vigoroso adelante y atrás, las cadenas se balanceaban sobre mi cabeza, mi coño gozando con la ardiente cogida. Laziel me montó como un animal en celo… Diosa, veí
NARRADORAMIENTRAS TANTO…Aun lejos de la manada real, Lyra, Drakkar y su gente, seguían luchando por sobrevivir.—¡Usen los remos! —gritó Drakkar a los demás guerreros, siguiendo las indicaciones de su hembra.—¡No despliegues la vela, hay demasiado viento! Antes de que Lyra pudiese advertirle, la piel que hacía de vela e impulsaba la barca rústica se le fue de las manos a Lorenzo y voló con el viento.Lyra se estaba arrepintiendo de atravesar este pedazo de mar para llegar más rápido a las tierras de las Manadas Altas.—Lo lamento —Lorenzo frunció el ceño, mirando con pesar el cuero que se iba, pero sus manos sangraban por las cortadas de la cuerda de cáñamo.Nana enseguida sacó las hierbas medicinales de su morral para ayudarlo.Ahora hacía de ayudante de Lyra, como curandera.Cuando Drakkar pensaba en contramedidas, algo sucedió que cambió el rumbo de las cosas.—¡¿Qué es eso?!Lyra escuchó el clamor de los lobos y miró hacia el frente para descubrir un barco mucho más elaborado
NARRADORA—Lo lamento, pero por ahora solo puedo proporcionarles esta cabaña —William miró a Drakkar y a la llamativa mujer peliblanca a su lado.Parecía la curandera de este pequeño grupo.—Agradecemos mucho su ayuda —Lyra, que era más diplomática que su hombre, fue quien respondió.Sabía muy bien que el Beta los había tratado demasiado bien y ya se imaginaba el porqué.A pesar de que William conversaba con Drakkar, sus ojos no podían dejar de desviarse hacia la pequeña hembra que ayudaba a meter los artículos dentro de la casa de madera.De hecho, para ellos, ya era algo novedoso y una construcción muy bonita.—El mercado abre en la mañana, informaré a los guardias de la puerta para que los dejen pasar —William no sabía ni cómo podía mantener una conversación coherente.La brisa le traía ese aroma a jazmines, que tenía a su lobo babeando.—¿Cómo podemos ver a su curandero?—¿Nuestro Sacerdote? —William frunció un poco el ceño—. ¿Para qué desean verlo?—Venimos de parte de una vieja
NARRADORA—Mi madre lo salvó y pasaron por muchas cosas para convertirse en una pareja y reconocerse —Lyra fue a decirle el punto de la historia.—Mi padre tenía heridas muy profundas en su alma, Nana, pero cuando llegó la persona adecuada fue valiente y se atrevió a abrir su corazón.Nana esquivó los ojos de Lyra. Parece que ella había descubierto su secreto con el Beta.—No dejes que las malas experiencias te impidan ser feliz. No te cierres por completo a amar —Lyra suspiró.Ya no podía hacer nada más por Nana, solo esperaba que ese macho de verdad fuese bueno con ella.—Recógeme más de aquellas hierbas. Necesito hablar con Drakkar.—¡Espera…! —Nana fue a incorporarse, pero ya Lyra había dado la espalda y se perdía entre el follaje.Se quedó sola en medio del claro, o no tan sola.Reina se levantó de repente, su nariz al fin captando en medio de tantas plantas, el aroma a pino salvaje.Todo el cuerpo de Nana se tensó y al escuchar las pisadas acercándose a su espalda, quiso salir
NARRADORA—No te obligaré a nada que no quieras, no te voy a tocar, es solo conocernos y hablar, Nana, te lo juro por mi vida, jamás te haría daño.William le dijo mirando su nuca, donde la cicatriz de unas fauces aún no se habían borrado por completo.Era brutal, se notaba que se había hecho salvajemente y de repente sintió tanto odio por el hombre que la había dañado de esa manera.Entendió por qué ella lo rechazaba.Nana no respondió, solo echó a andar con la cabeza baja y las manos sujetas con fuerza a la cesta de enredaderas.Pero por dentro no estaba tan tranquila como aparentaba, ni era tan indiferente a William.Ese macho grande y poderoso, como un oso protector, a Reina y a ella le habían gustado.Aun así, no pensaba ir a ningún baile, pero sus ideas cambiaron más tarde.—Los hemos llamado porque necesitamos ideas de cómo recopilar información importante de la manada —Lyra los reunió a todos en la parte de atrás de la cabaña de madera.No era muy grande, apenas tres habitacio
NARRADORAWilliam comenzó a comprarle todo tipo de cosas dulces que la tenían chasqueando los labios y salivando con las delicias.Las pupilas afiladas del macho se fijaron en esos labios regordetes, brillando en azúcar, aguantando las ganas de chupárselos y lamerlos.Nana era una mezcla de inocente seducción.Ella misma no se daba cuenta de lo que encendía en su interior con cada gesto.De repente se dio cuenta de que la atención de Nana se quedó fija en unos collares de piedras brillantes.—Deme ese turquesa —le pidió a la hembra que los tejía, pagándole con unas monedas que Nana nunca había visto antes.—Para ti —William se lo ofreció mirando su cuello blanco al descubierto.—No, no debiste comprarlo…—Pero quise hacerlo, es un regalo para ti —insistió colocándoselo alrededor del cuello, acariciando su piel “sin querer”.—Yo… no tengo nada para regalarte —ante la respuesta de la omega, William se quedó algo perplejo… si ella pudiese leer su mente.“Nena, que existas ya es el regalo
NARRADORA—Toma aire por la nariz, amor… lento, preciosa… así… —le dio un respiro, y antes de que Nana volviera a ponerse la coraza, la besó de nuevo.Su cuerpo más alto la arrinconó en la oscuridad del alero.Con la música de fondo y las risas a lo lejos, ellos se acariciaban y besaban lentamente, rodeados de sonidos eróticos.El corazón de Nana estaba a punto de salirse de su pecho.—Mmmm… sshhh… — siseó vibrando con el cosquilleo en su vientre y entre sus piernas.Todo parecía perfecto, pero de repente el beso aumentó de intensidad y las manos del macho bajaron a apretar sus nalgas con lujuria.La dura y fiera erección se frotaba vigorosa contra su vientre.Gruñidos lobunos comenzaron a salir de la boca de William, donde unos caninos enormes empezaron a emerger.—No, no, ¡maldición! —William dio un paso atrás, jadeando, dejando a Nana desconcertada.Enseguida pensó que había hecho algo mal. Seguramente era eso.William descubrió que era una mojigata.—Yo… lo lamento… —se disculpó c