68. MI LOBO "FEROZ"
LAVINIA
Me encontraba confundida, furiosa y asombrada.
Pensando en todo lo que habíamos hecho, ¡¿qué le había enseñado el durazno a Laziel desde el primer día?!
¡Maldit4 sea!
Me le abalancé sacando los colmillos.
No había luchado nunca como una loba, pero sí los había visto enfrentarse muchas veces.
Las patas se enredaron un poco y me fui de morro, pero fui empujada de vuelta por una suave cabeza mullida.
Mis ojos los miraron con desafío, a los suyos resplandecientes, que parecían hasta burlones.
Saqué los colmillos y fui a mordisquearlo en una oreja, pero Laziel se movió con agilidad y gracia.
¡Hasta para hacer de lobo era superior!
Lo perseguí por la arena y, a punto de morder su cola, se reviró saltándome encima.
Mi mundo giró y me vi rodando por el suelo.
A nuestro alrededor se movía una capa oscura de bruma que no dejaba ver a los espectadores.
El peso de un cuerpo más robusto me arrinconó, sometiéndome bajo él.
Subí las fauces desenfundando los caninos.
¿Cómo se at