63. DESVARÍOS SEXUALES
LAVINIA
—¿Acaso no te dije que me gustaban las mujeres calladas? —el hombre le dio unas nalgadas que la tuvieron gritando como meretriz.
Dio la vuelta frente a ella y su rostro estaba sumido en las sombras y la luz.
Lo vi tocándola, agarrándole el cabello para pegarla a él, diciéndole algo al oído que la tuvo gimiendo por más.
Sus manos tensas hacían tintinear las cadenas sobre su cuerpo suspendido.
Entre sus piernas femeninas aparecieron unos dedos gruesos y vi cómo su coño era abierto y penetrado, haciendo escurrir el semen de su interior que goteaba a la alfombra.
Los gemidos de la beta llenaron de nuevo el cuarto y toda esa interacción morbosa me hacía sentir rara, como una fisgona pervertida.
Ajena al peligro que se cernía detrás de mí.
—Hhmmp —el grito asombrado se quedó en mi garganta cuando fui apresada.
Un cuerpo masculino y poderoso se pegó a mi espalda.
Mi boca fue sellada y mis brazos subieron sobre mi cabeza como si también estuviese apresada en el techo.
Una fría respir