62. UNA ESPÍA EN EL ARMARIO
LAVINIA
Salí de mi habitación caminando un poco incómoda.
El vestido que llevaba iba bien ajustado a mi silueta, y debajo, un conjunto de ligas con encajes rodeando los muslos.
Mi intimidad, apenas tapada por una pieza demasiado descarada, que se me iba encajando entre los pétalos mientras daba los pasos.
Mi clítoris era constantemente estimulado por el roce y sentía que comenzaba a mojarme.
¿Quién diantres mandó a ponerse algo tan pervertido?
A mi mente llegaron los recuerdos de lo que viví en la tarde, y un poco más de jugo escurrió de mi coño.
¡No me gustó…! maldit4 sea, solo me quedé con un orgasmo a medias… es solo biología…
—Espere aquí —me indicó la doncella, y me paré en el pasillo junto con otras candidatas.
Me miraron de soslayo, pero ya nadie vendría a meterse conmigo, o al menos no abiertamente; sin embargo, estaba segura de que las cosas no se quedarían así.
Nos mandaron a pasar al comedor y me extrañó no ver a la beta, pero casualmente miré hacia atrás y la vi hablando c